Mundo

El bolsonarista que ganó en San Pablo tiende puentes con Lula y se diferencia del presidente

A pesar del silencio de Bolsonaro, su exministro, Tarsicio de Freitas, reconoció la victoria de Lula y de ese modo sus declaraciones fueron interpretadas como un cambio de tono del ala política bolsonarista con el núcleo más duro de la ultraderecha.

El gobernador electo del estado de San Pablo, el exministro bolsonarista Tarsicio de Freitas, reconoció la victoria a nivel nacional del presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, con quien dijo que quiere trabajar para llevar adelante sus políticas coordinadas con el gobierno nacional a partir de 2023.

La declaración fue interpretada como un cambio de tono del ala política bolsonarista con el núcleo más duro de la ultraderecha en torno al presidente Jair Bolsonaro, el primer jefe del Estado brasileño que fracasa en reelegirse.

«San Pablo es el estado más importante y rico de Brasil, tengo seguridad de que San Pablo puede ayudar mucho a Brasil y Brasil también puede ayudar a San Pablo. Entonces, este entendimiento es el que vamos a buscar. Cuando nos convoque (Lula) estaremos ahí y buscaremos siempre lo mejor para San Pablo con el gobierno federal», aseguró Freitas.

El exministro de Infraestructura de Bolsonaro es un gran triunfo del presidente pero pertenece a Republicanos, la fuerza vinculada a la Iglesia Universal y en una coalición regional cuyo jefe es el líder del Partido Social Demócrata (PSD) Gilberto Kassab, un dirigente pendular exintendente de San Pablo que fue ministro de Ciudades de Dilma Rousseff.

El derrotado candidato del PT, Fernando Haddad, reconoció el resultado por 55% a 44% en la que fue para el partido de Lula la mejor elección en el estado de San Pablo.

En la ciudad de San Pablo el PT y Lula tuvieron 53%, una marca histórica que abre el futuro para intentar ganar la intendencia en 2024 con la coalición de izquierda.

La victoria de Lula fue reconocida inmediatamente anoche por el jefe de Diputados, Arthur Lira, del Partido Progresista, uno de los jefes del Centrao, el bloque de centroderecha que respalda a Bolsonaro en el Legislativo, en un gesto distinto al del jefe del Estado y su núcleo más duro.

Bolsonaro se fue a dormir a las 22.30 sin haber reconocido la derrota, mientras la comunidad internacional le daba el visto bueno al proceso electoral brasileño para un tercer mandato, algo inédito en la historia de Brasil.